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miércoles, 4 de enero de 2012

leccion 1

Lección 1


Entendiendo tu Salvación


               
Cuando por primera vez la Palabra de Dios viene a ti, Satanás inmediatamente tratará de robarla (Mateo 13:19): 


18 Oíd, pues, vosotros la parábola del sembrador:
    19 Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino.

Sin embargo, sólo puede hacerlo si tú no te das cuenta. Para ello necesitas comprender lo que ocurre al momento de aceptar al Señor. El entendimiento te previene que el diablo te robe los beneficios de tu salvación.
            
La Palabra de Dios promete “que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación” (Rom. 10:9-10). “Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo” (Rom. 10:13).
¿Has hecho esto? ¿Has confesado con tu boca al Señor Jesús? ¿Crees en tu corazón que Dios lo levantó a Él de entre los muertos?  ¿Eres tú “todo aquel” que invocó el nombre del Señor? Si tu respuesta es sí, ¡entonces has sido salvo!


La salvación significa que se dice en 2 Corintios capítulo 5 versículo 17, si eres salvado en Cristo se ha convertido en una nueva criatura:
15y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.
    16 De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así.
    17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. 2 Cor. 5:15-17


Fuiste salvo desde el preciso momento en que sinceramente entregaste tu vida a Jesucristo. La verdad de Su Palabra instantáneamente se llevó a cabo cuando creíste en tu corazón y confesaste con tu boca. ¡Felicidades, has sido hecho salvo!


Como confesaré:     Por Su gracia, Dios ya hizo todo para proveer tu salvación. Tu parte simplemente es creer y recibir.
            
Ora con voz audible, “Jesús, confieso que Tú eres mi Señor y mi Salvador. Creo en mi corazón que Dios te levantó de entre los muertos. Por fe en Tu Palabra, recibo ahora la salvación.” “¡Gracias por salvarme!”
               
En el preciso momento en que entregaste tu vida a Jesucristo, la verdad de Su Palabra instantáneamente se llevó a cabo en tu espíritu. Ahora que naciste de nuevo, hay un Tú completamente muevo.
               
Fuiste salvo desde el preciso momento en que sinceramente entregaste tu vida a Jesucristo. La verdad de Su Palabra instantáneamente se llevó a cabo cuando creíste en tu corazón y confesaste con tu boca. ¡Felicidades, has sido hecho salvo!

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